Sus usos médicos más antiguos están registrados en el Pen Ts´ao (100 D. C), cuando el emperador y herbolario chino, Sheng Nung, describió su eficacia antiinflamatoria y otras propiedades. El aceite de unción del pueblo hebreo tenía entre sus ingredientes el kanne bosm, “caña aromática”, es decir cannabis, como se lee en el éxodo 30 22-23 de la Biblia.
A principios del siglo XX, y hasta su prohibición, los cannabinoides formaban parte de la composición de la mayoría de los preparados de uso externo para tratar contracturas, artralgias (dolor de articulaciones), tendinitis y demás afecciones del aparato locomotor. En la actualidad hay numerosos reportes de pacientes que tratan afecciones del aparato locomotor o de la piel con el uso tópico de cannabinoides. El caso de Rick Simpson fue mundialmente conocido: lo utilizó para curar un cáncer de piel que padecía. La evidencia indica que existe un gran potencial terapéutico en esta vía de administración, muchos pacientes tratan úlceras diabéticas, cáncer y otras afecciones de la piel con extractos de cannabis.